viernes, 9 de marzo de 2012

El aborto, una situación límite

Por Lidia Schiavoni, antropóloga social y docente de la UNaM

El aborto es una solución extrema, nadie llega a la decisión de hacerse un aborto por gusto, por irresponsable, por relajada. Cuando una mujer decide hacerse un aborto es porque analizó todas las otras posibilidades y éstas resultaron peores: continuar un embarazo no previsto, criar una criatura sin recursos afectivos y materiales, alterar su proyecto de vida, asumir su sexualidad.....

Las mujeres que están dispuestas a hacerse un aborto no cambian de opinión cuando expresan su decisión por más que los argumentos asusten (riesgo de vida, malformaciones en futuros bebés, esterilidad, etc.) seguirán adelante. El tema es cómo acompañar esta decisión con responsabilidad:

Experiencias como las de Uruguay de consulta pre y post aborto constituyen un primer paso. Si las mujeres y los varones que deciden interrumpir un embarazo conocen cuáles son las situaciones de riesgos, ante qué signos de alerta hay que consultar pues se requiere una atención especializada, los abortos domésticos resultan menos peligrosos. Y si agregamos la oportunidad de consultar con posterioridad al aborto sobre las condiciones en que ha quedado el útero, los síntomas de posibles infecciones, y sobre todo el asesoramiento sobre cómo evitar embarazos, es decir una consejería sobre métodos anticonceptivos realmente personalizada y respetuosa de las singularidades de cada mujer y de cada pareja. Los casos críticos y las muertes disminuirían sensiblemente.

No es grato pasar por el trance de un aborto, pero si le agregamos a la exposición física la sanción moral, el panorama se complica seriamente. Si logramos controlar las condiciones en que se realiza un aborto habremos avanzado en resguardar sus vidas, pero también tenemos que proteger el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos con respeto y sin sanciones morales.

Muchísimas mujeres abortan en forma segura en nuestro país, son las que tienen recursos económicos para hacerlo. Logran sostener su integridad como personas porque las apoyaron tanto técnicamente como desde su entorno afectivo. Es una responsabilidad social poner a disposición de todas las mujeres y de todos los varones la información necesaria para evitar los embarazos no planificados, y si éstos ocurrieran acercar los conocimientos básicos para evitar muertes o vidas violentadas, desarrollando un embarazo no buscado o criando un niño inesperado.

Negar el derecho al aborto a jóvenes violadas ha sido la máxima agresión al colectivo femenino desde los servicios públicos de salud de Misiones. Episodios como el de la joven de Posadas y/o la niña de Oberá en estos últimos meses demuestra que- ni siquiera en los pocos casos en que la ley argentina lo habilita- el colectivo médico está dispuesto a comportarse de acuerdo a las leyes. Como ciudadanas reclamamos que se cumpla la ley, aunque ésta sea insuficiente por el momento para contemplar las innumerables situaciones que requieren pasar por el trance del aborto. Soportar una violación y encima agregar un embarazo es volver a violentar a esa mujer y obligarla a decidir si criar esa criatura o darla en adopción, es continuar enfrentándola a dilemas existenciales en medio de la crisis.

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